lunes, 18 de julio de 2011

love.

Tierra llamando a Andrea, atención, tenemos un problema. Hace semanas que me he perdido completamente, como si estuviera en otro planeta, concretamente desde que lo vi sentado en esa silla con cara de aburrido, si, desde ese momento. Y es que a veces la felicidad llega cuando menos te lo esperas. A veces, tan solo comporta cinco letras, cinco letras que se convierten en lo más importante de tu vida, exacto, estoy hablando de un nombre, un nombre que me gusta mucho. ¿Porque ese y no otro? Nunca lo sabré, o tal vez, mejor sea decir que nadie, absolutamente nadie puede elegir de quien se enamora. Puede ser un príncipe azul, o la rana Gustavo, puede ser la bella, la bestia, puede ser Peter Pan o el capitán Garfio, quien sabe. Cuando serías capaz de dejar todo de la lado para verle, cuando te levantas y te acuestas pensando en él, cuando tus amigas están hartas de escuchar lo mucho que te gusta, cuando te pasarías horas y horas al teléfono escuchando su voz, cuando miras sus fotos mil veces al dia, cuando no te importa nada de lo que opinen los demás, y lo más importante, cuando solo te basta estar a su lado, junto a él, y no necesitas nada más para sonreír , entonces, puedes decir que has perdido totalmente la cabeza, o lo que es lo mismo, puedes decir que te has enamorado. Pero eso puede ser lo mejor y lo peor que puede pasarte. Hay momentos en los que las cosas se complican, porque el ser humano es el único animal que tropieza 2484231854 veces con la misma piedra. En esos momentos, en los que crees que todo se viene abajo, en los que crees que se ha perdido todo, tienes dos opciones: quedarte o echar a correr. La segunda, sin duda, es la opción más fácil. Pero sabes? A mí eso no me gusta, y sé, que si algún día esto se complica, estaré ahí, luchando, luchando por verle cada mañana a mi lado, por no perder a lo que más quiero. Y eso, que yo, me he perdido en la cosa más bonita del mundo, él, un lugar interesante para hacerlo.

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