viernes, 17 de diciembre de 2010

Personas.

Son como…como...si! como  las galletitas esas chinas en las que encuentras un mensaje dentro. Qué curioso no? Pues funcionamos de la misma manera, necesitamos rompernos para descubrir lo que llevamos escrito, nuestro mensaje, por supuesto, cada uno tiene el suyo, y, a vec es, a nosotros mismos nos cuesta encontrarlos, por eso necesitamos de la ayuda de los demás para descubrirlos. Mensajes buenos, malos, interesantes, aburridos, divertidos, mensajes con amor, mensajes con odio, mensajes llenos de locura, de sentimientos, mensajes especiales que necesitas oír en el momento adecuado, mensajes que te llegan a la parte más profunda de tu interior, una parte  que ni siquiera sabias de su existencia. Las personas somos un fábrica de sueños, de ilusiones, de metas por conseguir, de deseos. Poco a poco, con la edad , nos creemos que se va quedando sin combustible para más, que se cierra la fábrica porque la magia que la hacía funcionar se ha marchado, ha desaparecido, que  pasamos de ser  los más felices con tan solo un sobre de cromos de nuestros jugadores favoritos, a complicarnos por todo, olvidando lo que somos, olvidando que en nuestro interior todavía somos unos niños, y eso nunca cambia, nunca se acaba.

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